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IMPÉTIGO

El impétigo es una enfermedad caracterizada por la aparición de ampollas en la piel.

Existen dos tipos: uno no ampolloso también llamado contagioso, que no cursa con ampollas sino con erosiones de la piel y costras amarillentas con aspecto de miel, y otro que cursa con pequeñas vesículas y ampollas.

Estas ampollas, debido a la presencia de la bacteria causante, se pueden tornar secas y amarillentas con el paso de los días y son altamente infectantes para el niño que las padece como para otros niños, por lo que suelen existir más lesiones en contigüidad y otros familiares-amigos afectados. El diagnóstico suele ser clínico, mediante la exploración física y la anamnesis del dermatólogo, pediatra o médico de familia.

Existen otras muchas enfermedades dermatológicas que pueden plantear un difícil diagnóstico diferencial: infección por virus herpes simple, penfiogoide ampollosos, que es una enfermedad autoinmune, infección por ciertos tipos de hongos llamados dermatofitos, reacción alérgica a picadura, infección por parásitos como la escabies, etc. Es la historia clínica y la exploración física por el personal cualificado la que permitirá el diagnóstico diferencial entre todas ellas.

Al ser una infección cutánea superficial puede producir picor, ardor e, incluso, dolor si se encuentra en área peribucal. En ocasiones se pueden palpar adenopatías en las zonas adyacentes. Es frecuente la extensión a otras zonas en relación con el rascado en forma de pequeñas vesículas o ampollas redondeadas que se secan dejando costras amarillentas.

Esta infección se produce por las bacterias Streptococcus pyogenes y Staphylococcus aureus. El subtipo de impétigo ampolloso está causado mayoritariamente por S. Aureus, ya que es un subtipo de fago específico (II) el que tiene la capacidad para producir las ampollas en la piel debido a la producción de una toxina que rompe las uniones entre las células. El S. Pyogenes produce el otro subtipo de impétigo (el contagioso), que no cursa con ampollas, ni vesículas sino con pequeñas heridas-erosiones en la piel y la formación de una costra amarillenta con aspecto de miel (melicérica) que se puede extender a otras localizaciones tras el rascado o autoinoculación. El subtipo de impétigo producido por el S. Pyogenes puede complicarse con problemas renales como la glomerulonefritis debido a reacciones inmunes del organismo tras la infección por esta bacteria.

El impétigo contagioso se presenta como pequeñas heridas o erosiones superficiales tras pequeñas heridas o traumatismos con la formación de un exudado amarillento que se seca dejando abundantes costras con aspecto de miel. Normalmente se pueden observar varias lesiones en el mismo individuo fruto de la autoinoculación. El subtipo ampolloso se presenta como varias vesículas o ampollas con líquido amarillento o purulento normalmente en los miembros o tronco de los niños que se rompen fácilmente y dejan de la misma forma costras amarillentas.Más frecuentes en verano

Este tipo de infecciones son más frecuentes en verano, debido a las condiciones de humedad y temperatura y la principal vía de contagio es el contacto directo con una lesión. El contacto piel con piel permite la diseminación de la infección de forma muy eficaz, encontrándose normalmente varios individuos afectos en la misma familia.

Como cualquier otra infección, los pacientes con dermatitis atópica o con enfermedades que supongan alteraciones del sistema inmune: diabetes, tratamientos inmunosupresores, inmunodeficiencias, quimioterapia, etc., están más predispuestos a presentar esta infección. Los pacientes con dermatitis atópica, al no representar suficiente protección a nivel de la barrera cutánea, unido con la exposición a mayor humedad y cloro en piscinas, que suele empeorar el estado de la piel, son mucho más proclives a presentar este tipo de infecciones que los pacientes no atópicos. Además, proporcionalmente, los pacientes atópicos tienen un mayor número de colonias de S. Aureus habitando en la superficie de su piel y mucosas de forma natural, por lo que el riesgo de infección por este patógeno es mayor.

Dependiendo de la extensión del cuadro se decidirá si la antibioterapia es tan sólo tópica, con cremas o de forma sistémica mediante jarabes o comprimidos, pero el tratamiento del impétigo será siempre un antibiótico junto con otras medidas para el tratamiento coadyuvante y sintomático (cremas emolientes, antihistamínicos para el picor, antiinflamatorios si existe mucha inflamación, etc)

Cuidados:

Es fundamental realizar el tratamiento recetado por su especialista para acabar con la infección y con ello impedir que la batería siga progresando en la superficie cutánea y evitar así consecuencias más severas. Además, es importante, sobre todo en el caso de los pacientes atópicos, realizar una hidratación correcta diaria para mejorar la función barrera cutánea y evitar con ello futuras infecciones, así como aplicar medidas correctas de fotoprotección para evitar que pueden quedar zonas con «manchas» pigmentadas en las zonas con infección.

Consulta S/50.00.